lunes, 1 de noviembre de 2010

Dia de Muertos una tradicion muy nuestra.

El Día de los Muertos es el día de reconocer la muerte y celebrar la vida. Los niños fallecidos son recordados en el Día de Todos los Santos (1 de noviembre); los adultos en el Día de Todas las Almas (2 de noviembre).
El Día de los Muertos se originó en México y se puede observar a traves de toda Latinoamérica, y actualmente en muchas partes de Estados Unidos.

En el Calendario Azteca tanto el noveno como el décimo mes eran dedicados a la muerte.

Después de la conquista española la celebración fue incorporada en el Día de Todos los Santos y al Día de Todas las Almas en un esfuerzo por "cristianizar" las ceremonias.

La celebración típica, incluye un banquete, la construcción de un altar con ofrendas, asistencia a la iglesia y visitar a las tumbas de seres queridos (para decorarlas y convivir con ellos).

Muchas culturas e individuos añaden y toman lo que quieren de esta tradición. Altares para los soldados caídos en Irak, para las victimas del 11 de septiembre y para aquellos que murieron de alguna enfermedad como el cáncer son comunes.

El Día de los Muertos es una serie de contradicciones: no es Halloween, pero incluye disfraces y dulces. Un día para los muertos celebrado por los vivos. Es tanto serio como divertido, moribundo y a su vez vivo, tradicional pero comercial.


En la antigüedad las fiestas para los muertos se realizaban en julio y agosto, y duraban 20 días y un mes, respectivamente. La celebración de los difuntos niños se llamaba "Miccailhuitontli" y la de los adultos "Xocohuetzi".

Con la llegada de los misioneros y el Evangelio, la costumbre de festejar a los muertos prevaleció mezclada con la doctrina cristiana.

  La muerte para los indígenas no tenía las connotaciones de la religión católica, como el cielo y el infierno, se creía que las almas de las personas tenían rumbos determinados según como habían fallecido y no por su comportamiento en la vida.

La ofrenda a los difuntos y todos los ritos que rodean la celebración encierran una riqueza simbólica que constituye un canto a la vida. La flor de cempasúchil representa al sol, símbolo de Dios que hace florecer la vida de las almas y la comida es un signo de comunión.

La cruz sobre el altar significa todos los caminos, los cuatro puntos cardinales; los brazos de la cruz llevan a Dios y las velas significan la iluminación del camino para que las almas lleguen a disfrutar de la luz divina.



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